martes, 13 de febrero de 2007

UNA CARTA


Martes 13 de febrero de 2007
UNA CARTA
Estimados amigos, hemos sabido por X y Y, y también por Z, que el resto del viaje se realizo sin contrariedades y que ustedes, a pesar de los contratiempos en Madrid, por fin se encuentran en casa, hecho que nos satisface, porque sabemos, como ustedes, del afán y la tranquilidad de estar con los nuestros. Nosotros, gracias a Apolo, Júpiter y a todo el Olimpo Griego, nos encontramos con los nuestros, disfrutando de mejor clima y más calor de hogar.

De Ginebra en adelante, apurando el peor rato, ocasionado por la tristeza de la separación, especialmente de ustedes con quienes nos divertimos tanto, nos internamos por los Alpes en busca de Italianas tierras pergeñando la historia de la Roma Imperial, del cuattrocento Florentino cuna del renacimiento, y del más vasto imperio ideológico contemporáneo, El Vaticano. Todo lo encontramos y lo vimos, muy a pesar nuestro, a vuelo de neblí aligero.

Ingresamos por Venecia lacustre, por canales tortuosos y la mar de góndolas en rápido crucero. Permítaseme una anécdota que servirá para reflejar el sol del medio día de ésta romántica ciudad:

Encontramos en un hotel de Roma, de amplias plazas y espaciosa piscina, a una dona de torso ebúrneo, cincelado, seguramente, por Leonardo da Vinci o por Miguel Ángel, vaya usted a saber, que, de piscina en piscina, tantas que contamos hasta cien, sin contar las que no vimos. Nosotros y quienes observaban a nuestro lado, con pasmo, tal estado físico, apostamos todos a una que debía de ser campeona de natación; otros afirmaban que era quien en reiteradas ocasiones había atravesado a nado el Canal de la Mancha, y, los menos, que era una sirena que había adquirido el hotel para atraer a los turistas. Así en estas cábalas, dizques y diretes nuestra dama salió del agua y optamos por preguntarle quien era... a lo que respondió:

-¡Puta Callejera en Venecia!
Venecia es además una ciudad impresionante por su arquitectura que cierra con galanura la gran plaza de San Marcos. Son de especial mención sus antiguas fábricas de cristal de Murano, la fundación Pegy, el Guggenheim, el Palacio Ducale, el Puente Rialto, el Campanario de San Marcos, el Palacio de Dux y el Museo de Carrer de Pesaro. En Venecia el agua lo determina todo y azas el silencio, ese silencio profundo solo interrumpido por el ruido rítmico del agua al chocar contra los muelles y paredes de los canales, movida por las góndolas y otras embarcaciones. Sus múltiples puentes y canales le dan el carácter de una ciudad romántica.

De Venecia nos dirigimos a Florencia y al renacimiento Italiano: Allí se confunden la política y el arte. Los Medícaselos Orbieto, los Uffisi con Rafael, Donatelo, Giotto y Maquiavelo. La gran plaza de la Lonja de la Signoria donde la escultura tiene asiento refundiendo la escultura Romana Antigua con la escultura del Quinientos Florentino entre las que se destacan el David, el rapto de las sabinas, el grupo de Menelao y Patroclo y a su lado la arquitectura, la Catedral de Santa Crocce, el Palazzo Vecchio, el Duomo de Brunelleschi y Ponte Vecchio. Vale la pena destacar la amabilidad de sus gentes, porte y señorío: Salimos a la calle una noche, ni de rumba, ni de copas, sino con el ánimo de contemplar el claro oscuro de la ciudad. Nos perdimos. Y ella rogando por aparecer y yo afinando la brújula, pero nada, en estos menesteres apareció un florentino todo de rosa vestido. Ante la fantástica visión quisimos correr, no dábamos crédito a los ojos, pero, como es costumbre, puede más la necesidad que la prudencia. Nos acercamos a la aparición y le preguntamos:

-¿Donde queda el Hotel de Giorgio?

Él, con finísimo ademan, rasgando delicadamente con sus dedos índices los ojos hacia las sienes respondió:

-¡Ay, mi amor, aquí estoy!

Llegamos por fin a Roma, a los Museos Vaticanos y al Coliseo, al Foro, a la Fuente de Trevi donde se deben tirar tres monedas, no para alimentar el hambre de quienes las recogen por la noche, sino para regresar a Italia, a las catacumbas y a los Museos Vaticanos. Ya no sabemos qué admirar más, si la lira, no la de los acompañamientos musicales de Nerón, ni la de colgar, sino la moneda Italiana y la habilidad Vaticana para recaudarla. Definitivamente la iglesia es mendicante por naturaleza. Cristo con todo y ser el hijo de Dios no logro sacar a los mercaderes del templo: En los pasillos del Vaticano te venden desde una medallita, un pañuelo, una cartera, unos zapatos o una joya bien engastada.

En el Vaticano se encuentran también las mejores colecciones de arte de todas las épocas. Allí no se habla de Museo Vaticano sino de Museos Vaticanos arrancando de la capilla Sixtina hasta el arte contemporáneo. En conclusión, se debe ir a Roma, pero ojo con las liras. Hoy comprendemos, con toda claridad, porque Roma es la cuna del Derecho...

Cansados, con los ojos enrojecidos por la vigilia ingresamos a Grecia, la alegre, la esplendida, la cuna de la civilización de occidente. Allí hasta el sol es más brillante y el mar de un puro azul. En otros sitios de la tierra la abulia se hubiera convertido en pereza y no en creatividad, de ello nos hablan Homero, Sófocles, Pericles, Solón, Parmenides, Sócrates, Platón, Aristóteles y muchos más. Así mismo la grandeza de sus monumentos, los cuales fueron víctimas de sucesivas invasiones, del fanatismo cristiano y de la codicia y rapiña inglesa. Por ellos han pasado los siglos, pero aún siguen siendo el punto de referencia de la historia, la cultura y las artes.

En Grecia hay sitios que invitan al recogimiento espiritual por todo lo que entrañan de patrimonio científico, cultural y artístico: El teatro Odeón en Epidauro es uno de ellos, allí no se necesitan los avances científicos y técnicos para escuchar desde cualquiera de sus catorce mil plazas el más mínimo suspiro. Delfos, El Partenón, Las cariátides son monumentos que hablan de la grandeza del hombre.

La estatuaria Griega hay que verla en dos ciclos, el primero, en el Museo Nacional de Londres, el segundo, en Grecia en sus diversos museos localizados a lo largo y ancho de su geografía. Otra cosa son sus Islas con sus pueblos llenos de luz y colorido. En fin, no quiero cansarlos con tanta cháchara, ni estar constantemente recordando les nuestras raíces y el divino destello de lo Dionisiaco...

Recorrer Gracia es vivir su mitología, sentirla, acercarse al mundo de los dioses y recorrer la geografía de mano de los Dioses, protegidos y asediados por ellos, no en balde Prometeo es el benefactor por excelencia de la humanidad, en una ocasión estallo una disputa en Silicón, sobre que partes de un animal sacrificado debían ser ofrecidas a los dioses y con que debían quedarse los hombres. Para dirimir la disputa fue elegido Prometeo. El Titán sacrifico al animal e hizo dos bolsas con la piel, en la primera depósito la carne del animal cubierta luego con las viseras y en la segunda los huesos y la grasa toda bien dispuesta. Terminada esta labor llamo a Zeus y le pidió que eligiera una de las bolsas .Zeus escogió la que estaba mejor dispuesta, la de los huesos y la grasa, que era más atractiva a la vista. Desde entonces se les ofrecían a los Dioses los huesos y la grasa de los animales sacrificados.

Zeus enfurecido por la artimaña de la que había sido objeto exclamo:" Que coman la carne cruda" y se negó a proporcionarle a los hombres el fuego. Prometeo, comprometido con la causa de los hombres, entro a escondidas al Olimpo, robo el fuego sagrado y se lo entrego a los hombres.

Disgustado Zeus, por tener que aceptar la peor parte de los animales decidió vengarse. Ordeno a Hefestos que creara y modelase de la arcilla a la primera mujer a imagen de las Diosas; Atenea la vistió, las Gracias la cubrieron de joyas, Afrodita la embelleció y así, sucesivamente los dioses le fueron otorgando gracias hasta que le toco el turno a Hefestos quien le otorgo la maldad, la insidia y fue llamada Pandora.

Zeus se la ofreció a Epimeteo, hermano de Prometeo, quien acepto el obsequio muy a pesar de las advertencias de su hermano en relación con los ofrecimientos de los dioses.

Epimeteo por encargo de Prometeo custodiaba un ánfora donde había logrado encerrar a todos los males de la humanidad. A pesar de que Epimeteo le había prohibido a su mujer abrir aquella ánfora, Pandora acuciada por la curiosidad la abrió. De allí se escaparon todos los males esparciéndose por todos los continentes entre el género humano, en el recipiente solo quedo la esperanza, que Epimeteo logro encerrar tapando la ánfora rápidamente...

Las injusticias, las insidias, la trapacería, la envidia, la codicia y todos los males siguen sueltos. La esperanza encerrada en una urna desde el principio de los siglos...

lunes, 12 de febrero de 2007

EL CUMPLEAÑOS DE MI NIETA




Lunes 12 de febrero de 2007
EL CUMPLEAÑOS DE MI NIETA

En el salón todo estaba dispuesto, sillas, mesas, manteles, platos, cubiertos, música infantil, y, lo que más llamaba la atención eran los festones de colores, gallardetes y globos que adornaban todos los rincones y los techos donde se celebraba el acontecimiento. Los niños discurrían contentos ante aquel espectáculo multicolor, mientras que los adultos que les acompañábamos, perdida toda nuestra curiosidad, el niño que debíamos llevar dentro, continuábamos con nuestras anodinas conversaciones.

Preguntas van, preguntas vienen, es el entorno de la chiquillería, la expectación, el querer saber, la intriga que despierta sus expectativas.

-¿Y por qué vuelan los globos?

-Porque han sido hinchados con un gas especial que se llama helio.

-¡Dame un globo! ¡Dame otro! ¡A mí también!

-Y a mí, gritaba el de más allá.

Y entre el jolgorio, la música y la algarabía de los niños se escuchaba aquí y allá las explosiones de los globos en medio de risas y gritos de espanto.

-Yo quiero uno rojo, yo uno verde, a mi uno amarillo y bum...bam... bum... no paraban de explotar y otros, los mas, quedaban pegados al techo sin poder ser arriados, cuando no, salía un rapazuelo, en carrera tendida con una tira de festones enredando cuanto encontraba a su paso.

Mi nieta cumplía dos años, miraba inquieta cuanto ocurría a su alrededor o se entretenía abriendo los paquetes con los cuales había sido agasajada, sacaba de ellos muñecas, prendas de vestir, mecanos, lápices de colores y algún juego electrónico, pero no perdía de vista los globos, ella también quería jugar con ellos, divertirse con el ramillete multicolor que pendía en la mitad del salón pero que poco a poco iba desapareciendo. Los globos eran curiosos, unos se quedaban anclados al techo, otros bum, bam, bum, explotaban y otros se deshinchaban y quedaban exánimes, cansados o muertos pero con su color más oscuro y más vivo. Los niños, entonces, los recogían y volvían a hincharlos, pero ya no volaban, habían perdido su capacidad para elevarse y algunos niños, ante aquel desastre inesperado, lloraban, otros los golpeaban y los hacían circular de golpe en golpe por toda la sala.

Mi nieta cogió un globo azul y le pidió a su Padre, mi hijo, que la alzara en brazos; la levanto y salió con ella al patio, el día era luminoso y el cielo profundamente azul. Mi nieta en un descuido dejo escapar el globo, y, asombrada, lo vio elevarse al cielo, no lo perdió de vista hasta cuando su color se mimetizo con el firmamento. Pidió que le dieran otro globo, le alcanzaron uno rojo y lo rechazo, le entregaron otro azul, lo tomo con sus manitas y volvió a soltarlo observando cómo se elevaba hasta perderse en el azul del cielo. Y así, una y otra vez...con una leve sonrisa en sus labios y su mirada angelical perdida en el azul del cielo.

¿Que pensamientos pasaron por la cabecita de mi niña? ¡Nunca lo sabremos!