miércoles, 8 de agosto de 2007

BARBARITA


Le llamábamos Barbarita. Era una chica venida de las profundidades de la selva. ¿Quien la trajo a casa? Ya no lo recuerdo. Solo recuerdo que una mañana se presentaron con ella en casa y que nuestra sorpresa fue mayuscula, no por que fuera una indigena, sino por las pinturas o tatuajes sobre su piel. ¿Cuantos años tenia? No lo se, pero frisaban entre la pubertad y la adolescencia, por su estatura y su cuerpo menudo se adivinaba que aun era una niña. Al principio de su estancia en nuestra casa su conportamiento fue osco, uraño,desconfiado y retraido. Se ocultaba de todo y de todos y buscaba para ello los lugares mas apartados y oscuros. Sus ojos grandes y negros miraban con desconcierto, asustados, fijamente, como mira un felino el proximo movimiento de su presa o de un casual oponente. Su actitud nos producia sorpresa y perplejidad. Aun que nos esforzabamos no acertabamos en el trato, el lenguaje se habia convertido en una barrera casi infranqueable impidiendonos una comunicación aceptable.Barbarita aunque entendia algunas palabras del castellano se empeñaba en hablar la lengua de los Muiscas levantando una barrera mas en nuestra difícil relación. Por todo ello el lenguaje muchas veces más que servirnos de vinculo de unión sirvió para desatar tempestades. Barbarita se enfurecía, no manifestaba sus estados de animo llorando, simplemente se ocultaba y la recatábamos de su escondite no sin cierta dificultad, con muchas risas, muchos dulces y mucho deseo de agradar: Salia de su refugio con una amplia sonrisa pero sus ojos delataban malestar.

Barbarita no era bonita ni fea, tenia bien marcados los rasgos propios de su etnia: piel cetrina,fina, del color del aceite de olivas, de un amarillo verdoso intenso; pelo largo, negro y liso; baja de estatura pero bien conformada; Cara ovalada,casi redonda, donde los ojos de mirada fija y recta indicaban la altivez y el orgullo de su raza, su inteligencia y un extraño conocimiento del entorno donde lo que le era ajeno lo asimilaba con curiosidad y rapidez sin limite. Todo lo escrutaba como si quisiera poseerlo, no hacerlo suyo por el prurito de la propiedad sino por pasar a pertenecer de ese otro, asimilarse, hacer vida en común con el, comulgar de alguna manera con lo desconocido. Esta actitud era quizás lo mas singular de Barbarita. Tengo, aun hoy, la profunda impresión de que sus ojos no le pertenecían, eran ajenos a su cuerpo, habían sido puestos en su cara para que miraran mas allá del espejo...

Su comportamiento también era extraño. Nunca protestaba, no se le oía una mala palabra, no era sumisa, al contrario,manifestaba permanentemente su independencia. Sus ojos condenaban toda actitud que indicara servidumbre tanto mas si se aplicaba a ella, manteniéndose en callado silencio. Cuando se le reconvenía, de buenas formas, porque había cometido alguna pequeña falta, contestaba con naturalidad, ingenuamente: -decía- "no tenia sueño", "quería probarlo","se me ha caído", "tenia hambre" , " no me gusta", "no quería hacerlo" etc,etc, desarmando cualquier actitud sancionadora, convirtiendo el desaguisado en una anécdota humorística.

Barbarita tenia una vida espiritual muy amplia y profunda.Muchas veces le pregunte sobre sus Dioses sin recibir respuesta. Eran suyos y los guardaba como un tesoro. Mito o Tabú eran parte de su interioridad, de su ser estremecido ante la deidad. Su recogimiento era real. Se extasiaba en sus meditaciones, su espíritu navegaba, entonces, rutas desconocidas, complejas invocaciones que lo hacían mas antiguo, mas viejo, mas sabio y su rostro y su actitud cada vez mas joven, mas preparado para la vida diaria. Mientras estaba absorta se convertía en una extraña criatura, su mirada se perdía en el vacío, su cara de niña tomaba las connotaciones de una anciana invadida por una paz espiritual que imponía respeto. Nadie se hubiera atrevido a tocarla en aquellos instantes. Estaba tan lejana. En aquellos momentos su tristeza era tan antigua como su espíritu. Yo la vi muchas veces en estado de éxtasis. Tuve miedo por ella. Entonces, simplemente velaba su estado en silencio esperando a que regresara del mas allá. De pronto, en unos segundos, volvía a la vida, se activaba como un cachorro e iba de un lad0 a otro desarrollando las labores que había dejado pendientes hasta terminarlas.

Cuando regresaba de ese viaje misterioso era mas luminosa, como si en ese lugar al que viajaba la cambiaran, le dieran vida y mas seguridad en si misma. Se portaba como si hubiera bebido de la fuente de la sabiduría, de una fuente antigua y eterna a la que solamente ella sabia llegar para calmar su sed de conocimiento y sin desvelar jamas su misterio. Misterio que nunca pude aclarar a pesar de mi insistencia. Siempre quise saber en que profundidades se sumergía y hasta donde llegaba su sabiduría o su ignorancia o mi supina estulticia respecto de sus creencias y cultura. Nunca pude averiguarlo. La única certidumbre que tengo es que Barbarita era analfabeta , un alma buena y de una curiosidad sin limite.

Su curiosidad nos llevaba de sorpresa en sorpresa, no había cosa sobre la que no preguntara, sobre la que no indagara. Le atraían los libros, las revistas, los periódicos y en general todo lo que estaba impreso, pero no lo hacia por las fotografías , dibujos o por las historietas, que también por todo ello, sino por las letras, los extraños símbolos que allí se reunían y que ella no entendía y sobre los que terminaba inquiriendo a quien estuviera presente sobre lo que querían decir, sobre su significado. Ahí no terminaba su curiosidad, lápiz en mano imitaba los símbolos, los copiaba y memorizaba sus nombres y los repetía como un loro: "a", "e", "i", "o", "u", "l", "x", "y", "z", etc. Su memoria gráfica y verbal eran sorprendentes, tanto mas si se tiene en cuenta que, antes de llegar a nuestra casa, no había visto una letra. Su mundo hasta entonces había sido la frondosidad de la selva tropical, su exuberancia y colorido, sus múltiples sonidos, la diversidad del mundo animal y los rústicos objetos de la vida diaria.

Poco a poco fue cambiando de costumbres, se aplicaba en las labores diarias ganándole tiempo a su devoción: Las revistas, los periódicos y los libros. Pasado algún tiempo no volvió a hacer preguntas, se aplicaba en las paginas, las pasaba una a una, regresaba y repasaba, seguía adelante imperturbable, abstraída en las paginas impresas que tenia entre sus manos. Su rostro serio nos impedía preguntarle lo que hacia y, como no molestaba, la dejábamos hacer, al fin ya había cumplido con sus deberes. Su actitud no me molestaba, me inquietaba, me llenaba de curiosidad. ¿Qué hacia? ¡ Si no sabe leer! Un día cualquiera, cogió un libro de la biblioteca,se sentó en una silla y , como de costumbre se sumió en un profundo silencio pasando las hojas con lentitud, como si leyera. Yo la observaba curioso. Al fin, en un receso de su actividad,en un momento en que levanto sus ojos del libro pude interrogarla:
-¿Qué haces Barbarita? ¿ Quieres que te explique algo?
Me miro en silencio, sonrió, bajo su mirada a las paginas del libro y leyó en voz alta:
-"Veinte mil leguas de viaje submarino"....








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